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Muertes
Por Pepe Monteserín (20 de septiembre, 2010)
Tres muertes indignas: 1) La calavera redundante de “L’incoronazione” en la escena “Non morir”, de Séneca, bastante acentuada por la música de Monteverdi, el texto de Tácito y el fondo rojo de Sagi. 2) La muerte del asesino a sueldo (Clooney), en la película de Corbijn “El americano”, tan chapucera que echó a perder una historia interesante. 3) El semiabandono de la Colegiata de Teverga. Advertido por Celso Peyroux, vi cómo la maleza ataca los aleros románicos, canecillos, metopas y cenefa. El domingo a las dos estaba cerrada y sólo pude entrar en Casa Laureano y en el Aladino, estos sí bien cuidados. Séneca se abrió las venas y no tiene remedio; el matón americano, aunque mal trabado su desenlace, falleció justamente; pero necesita una poda el templo de San Pedro; dadme una escalera de mano y me ofrezco a quitar lo más gordo con un garabato.
3 Respuestas a “Muertes”
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20 de septiembre, 2010 a las 12:44 pm
Tenemos que hacer una sextaferia, como las de antes,para arreglar todos los monumentos y aún así,les dejaremos tajo a las siguientes generaciones. A falta de presupuesto, por lo menos nos entretenemos.¡Se nos va a caer todo, coño!
20 de septiembre, 2010 a las 10:12 pm
Mi querida Italia y mi tierra, España, tienen una enorme suerte indisociable de una gran desgracia (en el pecado llevan la penitencia, o más bien dado el caso, en su gloria, su tragedia ): tienen una cantidad de miles de monumentos de valor incalculable acumulados a lo largo de siglos que hacen virtualmente imposible a cualquier generación mantenerlos todos en condiciones dignas. Si a eso unimos en algunos casos dejadez, en más aún complejidades legales y trabas a la reparación causadas por las mismas figuras legales que trataban de protegerlos ( por ser Bien de Interés no sé qué, o Patrimonio de no sé Quién, para quitar un pino que brota fuerte en un tejado hacen falta meses de gestiones, un expediente más grueso que el Quijote y poner de acuerdo a un propietario y tres administraciones) “se masca la tragedia”. Quizás haciendo “flipar” a un megamillonario USA que lo más antiguo que ha visto en su vida ha sido la estatua de la libertad se logre algo. O, “armados” de aparejador y con nocturnidad “salvar” los monumentos con intervenciones ilícitas. Saludos, Pepe.
21 de septiembre, 2010 a las 12:35 pm
Así es, Jorge, tienes toda la razón. Yo me ofrezco a podar, pero, desde luego, alguien ha de resolver los trámites para evitar la alevosía y la nocturnidad.