Aquel referéndum sobre la OTAN

Por Luis Arias

«¿Fue ahí cuando se jodió el socialismo, con el referéndum OTAN planteado como un plebiscito gaullista, yo o el caos, o mucho antes cuando el poder político del PSOE felipista hizo que el Tribunal Constitucional votara, en voto de calidad de su presidente, García-Pelayo, que la nacionalización de Rumasa, llevada a cabo sorpresiva y contundentemente por el Gobierno de González el 23 de febrero de 1983, era un procedimiento «constitucional», momento y fecha en que el criptoleninismo priísta de Alfonso Guerra comenzó a organizar la muerte de Montesquieu?» (J. J. Armas Marcelo).
Un PCE tocado y malherido tras las elecciones del 82. Carrillo presentó su dimisión y le cedió el testigo a Gerardo Iglesias, que no fue todo lo dócil que esperaba el legendario dirigente comunista y, como consecuencia de ello, los enfrentamientos derivaron en ruptura. Leer el resto de la entrada »

Categoría: Opinión Comentarios(0) abril 2011

Machadiana

Por Luis Arias

Geografía de las procesiones. Escenificación de los fervores. Ritmos que son lamentos. Y, sin embargo, siempre encontré contradictorio que, con una saeta como fondo musical, la letra de Machado cantada por Serrat emocionase tanto, concitase tamaños entusiasmos, cuando las palabras del poeta no dejan de distanciarse mucho de esos sentimientos que cada Semana Santa constituyen el ceremonial más intenso de su propia tierra. Ese cantar de la tierra suya y esas palabras que buscan bien distinta cosa, cercanas, por cierto, al sobrecogimiento que a Unamuno le causaba el Cristo velazqueño que le inspiró versos memorables. Leer el resto de la entrada »

Categoría: Libros Comentarios(0) abril 2011

En el 80 aniversario de la 2ª República

Por Luis Arias

«¡República española, régimen nacional, nación, ser de la civilización española, civilización española, tabla a la que uno está adherido para salvarse en la vida humana, para salvarse en el paso por la tierra donde uno ha nacido, afán de que vuelva a surcar el cielo la historia de un rayo de la civilización española, pasión de mi alma que no me da vergüenza confesar ante vosotros!». (Azaña en 1933).

«Para que en España fuese posible una República coronada sería preciso sólo una cosa: volver a empezar la historia de España». (Ortega en 1934)

Otro número redondo en el aniversario de la II República, es decir, -lo repito una vez más- del único Estado no lampedusiano de nuestra historia contemporánea. Siguen siendo muchos los que quisieran sepultar definitivamente su memoria. Otros no llegan a tanto, si bien prefieren incidir más en los errores de la República, que en los horrores del franquismo. Los hay, incluso, que la elogian, aunque, eso sí, no se plantean la conveniencia de apostar por una III República. Nuestra Monarquía actual, sostienen unos cuantos adalides de lo políticamente correcto, nos hace estar en el mejor de los mundos imaginables. Y esto último lo manifiestan no sólo políticos que se hacen llamar de izquierdas, sino también maravillosas gentes de la farándula que en su momento combinaron el guiño circunflejo a Zapatero con actitudes cortesanas en saraos de boato. ¡Qué maravilla! Leer el resto de la entrada »

Categoría: Libros Comentarios(1) abril 2011

Apuntes generacionales (En la despedida de Zapatero)

Por Luis Arias

«Y luego, incontinente, / caló el chapeo, requirió la espada, / miró al soslayo, fuese, y no hubo nada». (Cervantes)

Y entonces llegó Zapatero. El país, helado tras los sangrientos sucesos del 11-M, castigaba electoralmente al sucesor de un Aznar lastimosamente crecido que confundió las Azores con Yalta. Sabedor de que sus dotes persuasivas estaban muy por debajo de su antecesor en la secretaría general del partido que en su día había fundado Pablo Iglesias, don José Luis se decantó por el talante, que no por el talento. Consciente de que el electorado temía que con la promesa de retirada de las tropas españolas en Irak pudiera suceder algo parecido a lo que en su momento acaeció con la OTAN, decidió no defraudar esas expectativas de entrada. Como contrapunto al último Aznar, apostó por la España plural, por los avances en los derechos sociales y por la recuperación de la memoria de los muchos represaliados bajo el franquismo.

Con Zapatero accedía al poder la generación inmediatamente posterior al sesentayochismo, la misma que fue denominada con acierto por algunos escritores de prestigio como «la generación taponada». Durante su primer Gobierno tuvo de uñas a un PP que no aceptó de buen grado la derrota electoral sufrida y que, al hablar del 11-M, parecía pensarse más en los votos supuestamente perdidos que en las vidas segadas en aquel atentado tan trágico y monstruoso. Una derecha no menos crispada que la de aquel «trienio del griterío» del 93 al 96 parecía ver en este hombre la encarnación de todos los males. Se rompía España, se acababa con la institución familiar y se fomentaba un clima de guerracivilismo que nos abocaba a las más tremendas desgracias.

No obstante, el mayor enemigo de Zapatero no fue la derecha montaraz, política y mediática, sino su propia inconsistencia, su falta de discurso más allá de los tópicos, así como el corto recorrido de sus apuestas que, en la mayor parte de los casos, no fueron más allá de lo meramente cosmético. Ello por no hablar de la obscenidad de la que sigue haciendo gala a la hora de mercadear con los votos en el Parlamento, llegando a saberse lo que costaron en más de un caso.

Añádase la negación de la evidencia ante la crisis económica, así como su capacidad para desdecirse, especialmente a partir de mayo de 2010 cuando se aventuró por las mismas políticas que, sobre la teoría, había combatido en los últimos años.

El 2 de abril Zapatero hace oficial su retirada. El 2 de abril, el PSOE vuelve a quedar descabezado. Y es aquí donde entran los apuntes generacionales: los candidatos con más posibilidades a la sucesión, según los mentideros, son Rubalcaba y Chacón. Esto es, un sesentayochista de los más jóvenes y una dirigente socialista que no era adolescente, sino niña cuando tuvo lugar la muerte del dictador.

Apuntes generacionales: la generación que estuvo a caballo entre el antiguo Bachiller y el BUP, la de los nacidos ya muy entrada la década de los cincuenta y siguiente, taponada por un sesentayochismo que legisló su propia conveniencia, pasó por la vida pública no sólo sin haber completado los muchos asuntos pendientes de la generación anterior, sino también cerrando en falso sus propios envites. Generación taponada, que en su infancia todavía sufrió la pedagogía de «la letra con sangre entra» y que, en la edad madura, ejerciendo la docencia, es objeto de agresiones por parte de algún discente al que se le premia su desquiciamiento. ¿Cabe sarcasmo mayor?

Generación taponada a la que le toca presenciar el momento de mayor declive y mediocridad de la vida pública. Generación taponada sin ningún gran pensador que sirva como elemental hoja de ruta. Generación taponada que es testigo de que de las ideologías sólo quedan las siglas. Generación taponada que asiste a su relevo sin la jubilación definitiva de la anterior y sin haber marcado pautas a la siguiente. Generación taponada que ni siquiera esbozó un proyecto de país. Es en este marco, que va mucho más allá del mero anecdotario político, donde hay que situar la retirada de Zapatero.

Para colmo de males, aquí el fátum nada tiene de heroico, nada tiene de épico. Es un fracaso anunciado al que se llega sin rebeldía, en el que desemboca desde el más sórdido entreguismo.

Lo que deja Zapatero tras de sí es no sólo la inconsistencia y el fracaso de una generación, sino también una especie de patriciado, al que alguien llamó «casta política» que desangra la economía del país y que insulta sin cesar a la inteligencia y al idioma.

Insisto: demos un paso más del mero anecdotario político y fijemos la atención en Zapatero, en una generación taponada, sin recambio propio, o bien, la vuelta de un sesentayochismo que nunca se fue del todo, o bien siendo sustituida por los niños de la transición.

¡Qué tremendo es haber vivido la edad de las pasiones que es la adolescencia con el surgimiento de la febril pasión política y, llegada la hora, retirarse desde la inconsistencia y la mediocridad!

De modo que, parodiando a Cervantes, la generación taponada se retira con el «fuese y no hubo nada».

Categoría: Opinión Comentarios(0) abril 2011

A golpe de tacón

Por Luis Arias

«La Historia es el registro de lo que un período encuentra digno de mención en otro. (Burckhardt).

«Grises años gastados / tercamente aprendiendo a no sentirse sordos, / ni más solos tampoco de lo que es humano / que los hombres estén… Pero el silencio / es hoy distinto, porque está cargado. / Nos vuelve a visitar la confianza, / mientras imaginamos un paisaje / de vagonetas en las bocaminas / y de grúas inmóviles, como en una instantánea». (Jaime Gil de Biedma, Asturias, 1962)

Aquella huelga minera de Asturias del 62 no sólo tiene en Ana Sirgo alguien que la recuerda con valor, lucidez y coraje, sino que cuenta además con el corto «A golpe de tacón», de la cineasta asturiana Amanda Castro, donde se plasman con envidiable precisión el temor y el temblor, pero también la dignidad y el espíritu de lucha de sus principales protagonistas. Pues, bien, la cuarta edición del premio «Trece rosas» a la igualdad que concede el sindicato Comisiones Obreras recayó sobre la testigo de aquellos días tan duros y sobre la cineasta que acertó a reflejarlo en el corto al que acabamos de hacer mención. Leer el resto de la entrada »

Categoría: Opinión Comentarios(0) abril 2011