Presupuestos
admin (25 de septiembre, 2010)
Comienza el debate sobre la ley anual más importante que debe elaborar todo gobierno, el presupuesto, que recoge todos los ingresos y gastos y refleja sus orientaciones políticas, económicas y sociales.
En el contexto actual, cuadrar el presupuesto de 2011 no es tarea fácil. Ajustes de gastos, obras aparcadas, aumento de impuestos, más deuda, promesas incumplidas…
En cuanto a las reformas en los impuestos, tras la subida del IVA de julio, el debate había girado en torno al gravamen de los “más ricos” con diferentes opciones encima de la mesa: retocar el impuesto sobre la renta, resucitar el impuesto sobre el patrimonio, crear un nuevo impuesto a los ricos. Finalmente, las dos últimas opciones se han descartado y se apuesta por el IRPF. Tan sólo me gustaría aportar un dato: con la subida de este impuesto se espera recaudar unos 175 millones; el impuesto sobre patrimonio estaba recaudando 1.800 millones (aunque ciertamente requería profundas reformas y en nuestro entorno sólo se mantiene en Francia, es evidente que no fue el mejor momento para prescindir de sus ingresos).
Aún de acuerdo con una subida temporal del IRPF, es evidente que hay más ruido que nueces. Los españoles que declaran rentas superiores a los nuevos topes, 120.000 euros para el tipo del 44% y 175.000 para el 45%, son más bien escasos. Y el aumento es entonces del 1% o del 2% a los euros que traspasen esos límites. En suma, el efecto recaudatorio será muy limitado y puede interpretarse más en términos políticos que efectivos. Además, las afectadas son (como siempre) las rentas del trabajo, mientras que las rentas de capital siguen con su tratamiento privilegiado respecto a las otras, ya que tributan al 19% (21% si superan los 6.000 euros).
No obstante, la recaudación por este impuesto se verá aliviada por la eliminación de la deducción por vivienda para rentas medias y altas, por encima de unos 24.000 euros. Además, regiones como Asturias entre otras, han decidido subir su tramo autonómico, con lo que el efecto sería algo mayor. La crisis ha animado a las comunidades a ejercer su capacidad normativa, y así debe ser, pero habrá que confiar en que no suponga diferencias abismales como ocurre en el impuesto sobre sucesiones, tema que abordaremos en la próxima entrada de este blog.
Recapitulando las medidas aprobadas últimamente, el escenario fiscal es de un claro incremento impositivo, con subidas del IVA, de transmisiones patrimoniales, y ahora del IRPF. Si a eso unimos la reducción de salarios públicos, el elevado paro que castiga al sector privado, la inflación en torno al 2%, la notable subida de la luz de forma trimestral, etc. es fácil advertir de los sacrificios que debemos asumir para remontar esta crisis que nos salpica de continuas noticias sobre cierres, impagos, manifestaciones, huelgas y demás síntomas negativos. Y si la actividad no se recupera pronto, no descartemos más subidas de impuestos en los próximos meses, ya que la deuda se disparará hasta casi el 70% del PIB y sólo en 2011 habrá que destinar unos 27.000 millones de euros a pagar los intereses.